En una tierra lejana y olvidada, oculta entre montañas y nubes, existía un bosque mágico. A simple vista, parecía ser como cualquier otro, pero este bosque ocultaba un secreto: tenía el poder de despertar los sueños, la imaginación y la alegría de aquellos que osaban entrar.

Capítulo 1: La Entrada - Bergamota y Frambuesa 

Al cruzar el umbral del bosque, el aire se llenaba con la frescura cítrica de la bergamota, que energizaba el espíritu y abría la mente. Cada paso desvelaba el jugoso aroma de la frambuesa, que picoteaban pájaros de colores jamás vistos, invitando a los visitantes a soñar y a ver el mundo con ojos de niño.

Capítulo 2: El Corazón del Bosque - Algodón de Azúcar y Bayas Rojas 

Más adentro, el sendero llevaba a un claro donde árboles de algodón de azúcar se elevaban hacia el cielo, sus dulces hilos ondeando al viento. Este lugar era el favorito de los niños, quienes se deleitaban recolectando dulces de sus ramas. Las bayas rojas, por su parte, simbolizaban la pasión y el deseo de crear. Las personas se sentían inspiradas a pintar, escribir o simplemente a bailar al ritmo del viento.

Capítulo 3: El Secreto del Bosque - Caramelo, Vainilla, Almizcle Blanco y Sándalo

 El verdadero secreto del bosque se encontraba en su centro, donde un manantial de caramelo líquido brotaba de la tierra. El aroma a vainilla impregnaba el aire, evocando recuerdos de momentos felices y despreocupados. Aquí, rodeado por árboles de sándalo, el ambiente se volvía sereno y místico, y el almizcle blanco aportaba un toque de magia, alentando a cada visitante a conectarse con su esencia y a dejarse llevar por la alegría y la imaginación.

Aquellos que salían del Bosque Encantado de Fantasías no eran los mismos. Llevaban consigo el don de ver la belleza en lo cotidiano, de soñar despiertos y de perseguir con pasión sus más grandes anhelos.